jueves, 22 de junio de 2017

"Todo lo que era sólido" y "Sostiene Pereira"

Corre, corre que te pilla el toro... esa soy yo, sí señor... Siempre corriendo y ocupadísima, tanto que me olvido de mi promesa de escribir frecuentemente aquí. Pero hoy toca poneros al día.
En mayo leímos "Todo lo que era sólido" de Antonio Muñoz Molina. Es un ensayo analítico demoledor sobre los años de falso esplendor y las consecuencias de una política de despilfarrado que han abocado en esta larga y penosa crisis no solo económica sino patrimonial y paisajística destruyendo belleza para construir fealdad.
En realidad, todos debemos sentirnos culpables por haber mantenido una actitud tan condescendiente con todos los que nos han gobernado, aceptando como normal lo que no lo era y poniéndonos de perfil ante tamaña catástrofe irrecuperable por la destrucción de gran parte de la belleza del país.
A la gente que lo hemos leído (solamente 5 personas), nos ha resultado que es un espejo en el que todos debemos mirarnos, no importa el lugar ideológico en el que nos movamos, dónde vivamos o nuestra condición social; una llamada para que reaccionemos, cada uno desde nuestro ámbito de actuación, y contagiemos con nuestro ejemplo una responsabilidad cívica que hemos de exigir, de manera contundente, a nuestros gobernantes.
Bien escrito, de lectura amena y diciendo verdades como puños es normal que la nota media que le demos sea de notable alto y que recomendemos su lectura tanto que debía ser asignatura obligatoria para todos los que hemos pasado por esa situación de euforia a la del fracaso.

Y en junio, finalizando así con las lecturas oficiales de la temporada, tocó "Sostiene Pereira" de Antonio Tabucchi. Novela ambientada en la ciudad de Lisboa en 1938, en pleno régimen salazarista. Pereira es un periodista que ha abandonado la crónica negra para dirigir la sección cultural de un periódico de la ciudad, el Lisboa. Es un hombre tranquilo, sin ideas políticas, dedicado sólo a la literatura, a la francesa en particular, y al recuerdo de su mujer, muerta pocos años antes, y con cuyo retrato sigue hablando cada día.
Todo se trastorna cuando Monteiro Rossi, un joven filósofo que ha escrito una tesis sobre la muerte, llama la atención del protagonista. Pereira se pone en contacto con él para entrevistarlo y su imagen y personalidad dejan huella en el periodista, quien acaba ofreciéndole un trabajo: le propone escribir unos necrológicos de escritores célebres todavía vivos, compuestos anticipadamente de modo que puedan estar listos en caso de muerte del sujeto. Monteiro, en lugar de escribir los imparciales necrológicos solicitados, escribe otras, por ejemplo las de Marinetti o Gabriele D'Annunzio, en las que los ataca ferozmente por su adhesión al fascismo. Se trata de artículos incómodos, peligrosos por añadidura. Pereira se debate entre el deseo de ayudar a Monteiro Rossi y el de no verse envuelto en las cuestiones políticas enarboladas por el joven.
Poco a poco, Pereira empieza a admitir la realidad del régimen bajo el que vive, la violencia, el clima de intimidación, la censura a la que es sometida la prensa, todo aquello que no había querido ver hasta ahora, aislándose de la vida real, concentrado sólo en el recuerdo de la esposa y en la literatura.
Poco tiempo después Pereira conoce a Cardoso, un médico que le confía el propósito de abandonar Portugal y marchar a Francia, ideal de libertad. Pereira habla con Cardoso de la sensación de inquietud que experimenta desde hace un tiempo, y Cardoso le expone una teoría personal sobre la confederación de las almas que podría ser el preludio de un gran cambio en Pereira.
Monteiro Rossi pide a Pereira que aloje a su primo, que está reclutando jóvenes en el Alentejo para combatir contra Franco en la Guerra Civil Española. Son descubiertos y  a Monteiro Rossi le pasa algo que le dará Pereira fuerza para actuar y… aquí lo dejo que, si no, no leéis la novela.
En cuanto a la reunión, ha habido de todo un poco. Los hay a los que no le ha gustado mucho, resultándoles mosqueante tantos “sostienes”. A otros ni fu ni fa, leíble, pero, según sus comentarios, no les ha llegado a entusiasmar. Y otros a los que nos ha gustado bastante por lo bien escrito que está, el amplio abanico temático que toca, y por su protagonista que nos ha llegado directamente al alma, joyita totalmente recomendable. ¿Qué demuestra lo anterior? Pues lo que siempre digo que, para gustos, los colores y que eso me encanta.